jueves, 16 de abril de 2009

Boda real: Georgia avanza hacia la restauración de la monarquía

Georgia acaba de asistir a un acontecimiento que hará historia: la boda del jefe de la casa real georgiana David Bagration Mukhrani con Anna Bagrationi Gruzhinksy. Tras este señalado evento se pone fin a la disputa entre David Bagration y el padre de Anna Bagration, Nugzar Bagration Gruzhinsky, sobre la jefatura de la casa Bagration pese a que en 1991 el Gobierno georgiano entonces presidido por Zviad Gamsajurdia reconoció al padre de David, Jorge Bagration, como el legítimo heredero al trono de Georgia.

Esta histórica boda une y reconcilia definitivamente a la dinastía Bagration que se prepara a velocidad de crucero para una futura restauración de una monarquía constitucional en este país asiático, restauración que si ya se empezaba a vislumbrar por el horizonte ahora ya aparece mucho más diáfana tras esta boda. Georgia va hacia la restauración de la monarquía y ello se ve mucho más claro si observamos el tratamiento que el país dio al real enlace, tratamiento nada propio de un país que hoy en día se define en su constitución como una república. La boda se celebró en la mismísima catedral de Tiflis, fue oficiada por el jefe de la iglesia ortodoxa georgiana, el patriarca Ilia II, a ella asistió el mismísimo presidente Mijaíl Saakshvili y por si fuera poco fue retransmitida por la televisión pública para que la pudieran ver todos los georgianos. Parece claro que las altas instancias del país están preparando a la población para que asuma la vuelta de la monarquía a Georgia y ya se están consiguiendo resultados positivos al respecto, pues en una encuesta reciente publicada por la televisión georgiana un 50% de los encuestados se manifestaba a favor de la restauración, un 29% se posicionaba en contra y el porcentaje de indecisos rondaba el 25%. Por lo tanto queda claro que una mayoría favorable a la restauración de la monarquía se está empezando a forjar en Georgia. Teóricamente el presidente Mijaíl Saakshvili y su partido habrían dado un apoyo tácito a la restauración de la monarquía con su presencia en la boda real, pero no sería un apoyo sincero y más bien sería la muestra más evidente de una actitud oportunista de estar a verlas venir, pues si bien Saakshvili y los suyos se identifican con los símbolos nacionales de Georgia, entre ellos los de la monarquía, sus ansias de poder, su autoritarismo y su carácter corrupto le impiden tener la suficiente valentía como para hacer un acto de generosidad y de justicia histórica, renunciando a la presidencia y entregando la jefatura del Estado a David Bagrationi.


La situación política georgiana es muy complicada. Los partidos de la oposición ocupan la calle para exigir la dimisión de Saakshvili. En su mayoría son partidos que apuestan por la restauración de la monarquía y el lema que les une es Georgia sin un presidente. Queda claro que si no hay presidente no hay república, por lo que la oposición sólo concibe Georgia como una monarquía constitucional. Georgia ha iniciado una deriva que tarde o temprano la llevará hacia la restauración de la monarquía.

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