Que las relaciones entre Luís Alfonso de Borbón y Juan Carlos de Borbón no son buenas es un hecho absolutamente cierto. Es un hecho que se viene comentando de forma insistente y que halló su máxima evidencia en 2005 con motivo de la boda de Louis Alphonse con la dama venezolana Margarita Nájera, pues ningún miembro de la familia real española asistió a dicho evento.
Mucho se ha dicho sobre las desavenencias entre ambos. Una razón, la menos importante de todo este asunto, reside en los recelos mutuos acumulados tras la rivalidad entre don Juan Carlos y su primo, el padre de Louis Alphonse, Alfonso de Borbón Dampierre por el trono de España durante los años sesenta y la primera mitad de los setenta. Pero es que estos recelos enlazan plenamente con la cuestión de fondo: las disputas dinásticas. Son los pleitos dinásticos la razón principal por la que Louis Alphonse y la familia real española se hallan enfrentados.
Luis Alfonso de Borbón Martínez Bordiú y Juan Carlos de Borbón y Borbón se disputan la titularidad de cinco dignidades: rey de España, rey de Francia, rey de Navarra, rey de Jerusalén y duque de Anjou. El pleito dinástico se remonta nada más ni nada menos que a la lejana fecha de 1712, en plena guerra de Sucesión española, cuando tras la prematura muerte de su padre Felipe V rey de España renunció a sus derechos dinásticos sobre el trono de Francia, correspondiéndole entonces el trono a su sobrino Luís XV. Enton ces nacieron los legitimistas, que no reconocieron la renuncia de Felipe V de España por haberla hecho antes que pudiera ser oficialmente proclamado heredero al trono francés, allá hacia 1711 cuando murió su padre Luís, Delfín de Francia. Por tanto, los legitimistas creen que el trono francés y español van indisociablemente unidos en la figura de un miembro de la dinastía Borbón. Para los legitimistas el rey de Francia es el rey de España y viceversa.
En 1830 el último rey francés de la dinastía Borbón, Carlos X, es derrocado y sustituido por un soberano de la dinastía Orleáns: Luís Felipe de Orleáns. Los legitimistas no acataron esta situación y consideraron al sobrino nieto de Carlos X, Enrique V, como rey legítimo de Francia. Al morir este sin descendencia en 1883 anuló las disposiciones del Tratado de Utrecht y en cumplimiento de las disposiciones derivadas de la ley Sálica el trono pasó al pretendiente carlista al trono de España: Juan Carlos María Isidro de Borbón y Braganza (Juan III). La sucesión fue pasando a los distintos herederos carlistas hasta que en 1936 Alfonso Carlos de Borbón muere sin descendencia, con lo cuál Alfonso XIII se convierte en pretendiente legitimista al trono de Francia. Una vez muerto Alfonso XIII su dijo, don Juan de Borbón tendría que haberse convertido en pretendiente legitimista al trono de Francia, pero los legitimistas franceses nombraron a su hermano Jaime, que se había desdicho de la renuncia a sus derechos dinásticos en 1933, como Rey de Francia. De ahí pasó a Alfonso de Borbón Dampierre para recaer finalmente en la figura de Luís Alfonso de Borbón, pero no. Luís Alfonso de Borbón no es el pretendiente legitimista al trono de Francia. Lo es el rey de España, Juan Carlos I, por ser hijo de don Juan de Borbón que fue el heredero legítimo de todas las dignidades de su padre Alfonso XIII. Ni Jaime de Borbón ni sus descendientes fueron nunca nada desde que este renunció a los derechos dinásticos que le podría haber transferido su padre en 1933.
Mucho se ha dicho sobre las desavenencias entre ambos. Una razón, la menos importante de todo este asunto, reside en los recelos mutuos acumulados tras la rivalidad entre don Juan Carlos y su primo, el padre de Louis Alphonse, Alfonso de Borbón Dampierre por el trono de España durante los años sesenta y la primera mitad de los setenta. Pero es que estos recelos enlazan plenamente con la cuestión de fondo: las disputas dinásticas. Son los pleitos dinásticos la razón principal por la que Louis Alphonse y la familia real española se hallan enfrentados.
Luis Alfonso de Borbón Martínez Bordiú y Juan Carlos de Borbón y Borbón se disputan la titularidad de cinco dignidades: rey de España, rey de Francia, rey de Navarra, rey de Jerusalén y duque de Anjou. El pleito dinástico se remonta nada más ni nada menos que a la lejana fecha de 1712, en plena guerra de Sucesión española, cuando tras la prematura muerte de su padre Felipe V rey de España renunció a sus derechos dinásticos sobre el trono de Francia, correspondiéndole entonces el trono a su sobrino Luís XV. Enton ces nacieron los legitimistas, que no reconocieron la renuncia de Felipe V de España por haberla hecho antes que pudiera ser oficialmente proclamado heredero al trono francés, allá hacia 1711 cuando murió su padre Luís, Delfín de Francia. Por tanto, los legitimistas creen que el trono francés y español van indisociablemente unidos en la figura de un miembro de la dinastía Borbón. Para los legitimistas el rey de Francia es el rey de España y viceversa.
En 1830 el último rey francés de la dinastía Borbón, Carlos X, es derrocado y sustituido por un soberano de la dinastía Orleáns: Luís Felipe de Orleáns. Los legitimistas no acataron esta situación y consideraron al sobrino nieto de Carlos X, Enrique V, como rey legítimo de Francia. Al morir este sin descendencia en 1883 anuló las disposiciones del Tratado de Utrecht y en cumplimiento de las disposiciones derivadas de la ley Sálica el trono pasó al pretendiente carlista al trono de España: Juan Carlos María Isidro de Borbón y Braganza (Juan III). La sucesión fue pasando a los distintos herederos carlistas hasta que en 1936 Alfonso Carlos de Borbón muere sin descendencia, con lo cuál Alfonso XIII se convierte en pretendiente legitimista al trono de Francia. Una vez muerto Alfonso XIII su dijo, don Juan de Borbón tendría que haberse convertido en pretendiente legitimista al trono de Francia, pero los legitimistas franceses nombraron a su hermano Jaime, que se había desdicho de la renuncia a sus derechos dinásticos en 1933, como Rey de Francia. De ahí pasó a Alfonso de Borbón Dampierre para recaer finalmente en la figura de Luís Alfonso de Borbón, pero no. Luís Alfonso de Borbón no es el pretendiente legitimista al trono de Francia. Lo es el rey de España, Juan Carlos I, por ser hijo de don Juan de Borbón que fue el heredero legítimo de todas las dignidades de su padre Alfonso XIII. Ni Jaime de Borbón ni sus descendientes fueron nunca nada desde que este renunció a los derechos dinásticos que le podría haber transferido su padre en 1933.
Por lo tanto Luís Alfonso de Borbón no es ni rey de Francia, ni rey de España, ni rey de Navarra ni duque de Anjou. Es el rey Juan Carlos el rey de Francia y duque de Anjou desde una perspectiva legitimista. Y también es don Juan Carlos el único y verdadero rey de Navarra, porque desde 1522 Navarra forma parte del reino de España y por lo tanto el rey de España es también rey de Navarra. Luís Alfonso de Borbón es un personaje ridículo y despreciable como lo fue su padre y lo es hoy su madre, la nieta del dictador Francisco Franco, que pretende ostentar dignidades que no le corresponden. Por tanto no es nada extraño que a su boda no acudiera ningún miembro de la familia real española porque Luís Alfonso de Borbón no es nadie, como tampoco era nadie su padre Alfonso de Borbón Dampierre.